Ernesto Sábato y el 2011


Josefina Vicens en Cuadrivio

El cuarto y más reciente número de la revista digital Cuadrivio ya está disponible. Una edición por demás interesante que ofrece al lector un acercamiento a recovecos irlandeses por medio de sus letras. Cuadrivio presenta esta oportunidad que refresca el panorama cultural y sin duda enriquece la oferta que muchas veces tiende a caer en lo efímero de la cotidianidad.

Por mi parte, en este cuarto número de Cuadrivio, publiqué un perfil de la escritora mexicana Josefina Vicens. Espero que les agrade:

Josefina Vicens: dos novelas bastan


Klimt en Playboy

14 de julio. Cumpleaños de Gustav Klimt. Aquí unas breves líneas para recordarlo:

A 149 años de Klimt

El texto se encuentra en el portal de Playboy México en donde he comenzado a colaborar.


Dora Maar fotografió a Picasso y nos presentó a dios

Henriette Theodora Markovitch fotografió a Pablo Picasso y firmó como Dora Maar. Era 1937 y no se trata de un retrato que pueda pasar desapercibido entre los cientos que existen del afamado pintor español. Se trata de una pieza producto de la intensa relación que tuvieron pintor y fotógrafa. Poseedora de una sensualidad cautivante, fue la musa que acompañó por alrededor de diez años a Picasso. Sólo ella pudo captar la esencia del artista y alinear bajo las sombras el enigma de la genialidad.

Picasso por Dora Maar, 1937

Dora Maar nació en París en 1907 pero creció en Argentina. Ya en su juventud regresó a la capital francesa y fue ese el lugar en el que su creatividad y don de seducción se hicieron presentes. Destacó en la fotografía de desnudos y esto la llevó a colaborar en revistas y a trabajar en publicidad. El seudónimo lo adoptó debido a una recomendación de su gran maestro, Henri Cartier-Bresson, quien le sugirió adoptar un nombre artístico.

Su primera relación memorable sucedió a principios de los treinta con George Bataille. Hombre de pasiones, extremista, profundo conocedor de las artes del erotismo. Años más tarde, en 1936, llegaría el encuentro en el Café Deux Magots. El capítulo escrito por Dora Maar y Picasso fue torrencial y efímero. Fueron años de fecundidad creadora para ambos, sin embargo, el pintor nunca pudo ser de una sola mujer. En 1946 se dio la ruptura definitiva y Henriette se sumergió en los abismos del dolor.

Su estabilidad mental se vio trastocada. Además de lo sucedido con el pintor, su condición de judía le trajo múltiples dificultades en el contexto de la segunda guerra mundial. El propio Picasso la internó en un psiquiátrico en donde estuvo al cuidado de un joven cuyo nombre en ese momento era desconocido pero que con el tiempo eso cambiaría, Lacan.

Dora Maar vivió el resto de sus días en la añoranza y falleció en 1997. En alguna ocasión declaró: “Después de Picasso, sólo dios”.

Retrato de Dora Maar, 1937


El cósmico Óscar Domínguez

En 1958 Óscar Domínguez pudo haber cumplido 52 años mas no quiso que fuera así. En la noche de año nuevo de 1957, antes de que el umbral fuera cruzado y los abrazos y los buenos deseos llegaran, el pintor canario, figura destacada del surrealismo, decidió entrar al baño de la residencia en donde se ofrecía la celebración y así, sin más, cortarse las venas.

Perteneciente a la élite encabezada por André Breton, Óscar Domínguez nació en 1906 y tuvo una infancia agraciada. Sin embargo, la holgura económica quedó atrás en 1931 cuando su padre fallece. Echa mano de la pintura que hasta la fecha había sido una afición para él y emprende trabajos de diseño publicitario.

Asentado en París (después de escapar del franquismo con documentación falsa y contrabandeado en un barco de fruta), entra en contacto con el círculo artístico y el ambiente lleno de efervescencia que se vivía. Arte y bohemia lo envuelven y atrapan. A mediados de los treinta comienza a relacionarse con los surrealistas compartiendo exposiciones con Dalí, Miró, Magritte y otros.

¿Por qué entonces su nombre ha sido eclipsado y se menciona con muy poca frecuencia en comparación con el de aquellos artistas? Si bien es cierto que su obra presenta altibajos y una calidad un tanto dispareja, es innegable que cuenta con trabajos excepcionales.

Su Paisaje cósmico por ejemplo.

Pintura realizada entre 1938 y 1939, tiene unas dimensiones de 73.2×92 centímetros. Óscar Domínguez escala un peldaño más y a lo onírico le suma el enigma del universo. Una escena propia de ensueño que construye un paisaje con montañas y nubes que no lo son. El arte influenciado por el psicoanálisis, al que tan asiduo fue Domínguez en un inicio, es rebasado por una preocupación más concreta. El automatismo de la psique ya no es lo que se manifiesta aquí sino que se observa una sublime combinación en donde lo etéreo de la irrealidad ilumina de amarillo y azul el horizonte. La deconstrucción del paisaje ordinario nos lleva a imaginar otros mundos, más o menos coloridos, lejanos quizá pero fascinantes. El movimiento ondulante, magistral, nos sitúa en la incertidumbre y la emoción del tiempo inmutable que ajeno a nuestro control nos arrastra a placer.

La creatividad de Óscar Domínguez además de en la pintura, también se manifestó en otros rubros. Inventó la decalcomanía que fue la base de la calcomanía que ahora conocemos y realizó diversos objetos surrealistas como Fin de un día sin aventuras. Fue sepultado en Montparnasse y son múltiples los homenajes que a partir del 2006 (año de su centenario) se le han venido realizando.